La dimensión
comunicativa en el niño está dirigida a expresar conocimientos e ideas sobre
las cosas, acontecimientos y fenómenos de la realidad; a construir mundos
posibles; a establecer relaciones para satisfacer necesidades, formar vínculos
afectivos, expresar emociones y sentimientos.
En la edad
preescolar el interés por el mundo físico y de los fenómenos se profundiza y no
se limita a las propiedades sensoriales de los objetos, sino a cualidades más
esenciales que no logra a través de los sentidos; para descubrirlas,
comprenderlas y asimilarlas, necesita de un interlocutor, quien aparece ante el
niño como dinamizador de sus discusiones y confrontaciones, esta posibilidad de
comunicación se la brindan sus pares, familias y docentes encontrando solución
a tareas complejas.
Para el niño de
preescolar, el uso cotidiano del idioma, su lengua materna en primera
instancia, y de las diferentes formas de expresión y comunicación, le permiten
centrar su atención en el contenido de lo que desea expresar a partir del
conocimiento que tiene o va elaborando de un acontecimiento, constituyéndose el
lenguaje en la forma de expresión de su pensamiento. Por tanto, las
oportunidades que facilitan y estimulan el uso apropiado de un sistema
simbólico de forma comprensiva y expresiva potencian el proceso de pensamiento.
Toda forma de
comunicación que establece el niño se levanta sobre las anteriores, las
transforma en cierta medida, pero de ninguna manera las suprime, a mayor edad
del niño, con mayor flexibilidad utiliza todos los medios a su alcance. Entre
más variadas y ricas son sus interacciones con aquellos que lo rodean y con las
producciones de la cultura, más fácilmente transforma sus maneras de
comunicarse, enriquece su lenguaje y expresividad e igualmente diversifica los
medios para hacerlo mediante la apropiación de las nuevas posibilidades que le
proporciona el contexto.
Mientras las
primeras comunicaciones en el niño consisten en el establecimiento de contactos
emocionales con otras personas, en el niño de preescolar (tres a cinco años) se
van complejizando y ligando a su interés por relacionarse y aprender, gracias a
las estructuras y formas de conocimiento que ya ha logrado o que están en pleno
proceso de construcción.
La dimensión
comunicativa en el niño está dirigida a expresar conocimientos e ideas sobre
las cosas, acontecimientos y fenómenos de la realidad.
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